miércoles, 9 de marzo de 2005

Laertes

Estos días me veo azotado por problemas profesionales. Puede que hasta incluso sean graves, así que me quitan el sueño...
...y el tiempo, y maldigo a diestra y siniestra. Quizá por eso se haya agrisado aún más mi carácter, y haya hecho, con razón, propósito de enmienda.
He aprendido, he aprehendido que no puede cuestionarse uno mismo su propia realidad, su propia naturaleza. La lucha consigo mismo es, como diría Perogrullo, suicida, o fratricida. He aprendido a comprenderme como soy, casi aceptarme, y a tratar de cambiar la forma sin que afecte al fondo.

Así que ayer estuve haciendo examen de conciencia, apuntando en tres columnas mis defectos, mis virtudes y los problemas graves del etorno laboral que me rodea. Obviamente, hay que cambiar, pero la pereza y la indolencia hacen que nos acomodemos, que me acomode en cualquier situación, por peligrosa que ésta sea.
Hay que dar un golpe de timón. Aunque duela. Aunque me hunda. Hay que cambiarlo todo para que todo siga igual.
Como veis, tengo problemas...

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