martes, 15 de febrero de 2005

Es difícil escribir todos los días...

...y tener algo que decir. La mayor parte de ellos es una letanía insulsa y monótona que te traslada...
...al día siguiente, a la semana siguiente. Y sin darte cuenta al año siguiente, al fin de tus días, donde con un poco de suerte eres capaz de ver a la vieja desdentada (en la edad media veían a un médico) que se ríe de ti mientras corta tu último hilo.


Las Parcas, cuya madre era Temis, fueron Cloto, Laquesis y Atropos y vivían en el Hades. Eran tres diosas que determinaban la vida humana y el destino. Son representadas como viejas severas o melancólicas doncellas pero siempre estaban tejiendo con una pobre luz. Algunas expertos no las consideran diosas sino las ejecutoras de las decisiones del dios Destino, hijo del Caos y de Nix y que lleva en sus manos la urna fatal con la suerte de los mortales.

Ellas asignaban a cada persona una parte del bien y del mal que cargaría con ella, aunque el mal podía crecer por la torpe actuación de cada persona. Ninguna de sus decisiones podía ser revocada, ni siquiera por los propios dioses, cuyo destino también quedaba marcado por ellas. Cloto era la más joven y llevaba consigo telas e hilos de todas las clases y colores cuya tipología variaba según el destino de cada persona. Así las de seda y oro eran para los hombres cuyo destino era la felicidad mientras que desgracia venía simbolizada con la lana y el cáñamo. Laquesis era la que movía el artilugio en el que se enrollaban los hilos que le daba Cloto, mientras que Atropos, la mayor, siempre atenta se encargaba, con unas tijeras muy largas, de cortar el hilo de la vida de quien le placía, cuando quería y de improviso.

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