miércoles, 17 de noviembre de 2004

Totalmente perdido

Ahora sí. Llevo dos semanas largas en las que soy totalmente incapaz de ordenar y controlar mi cabeza. Parece que esté completamente loco, un demente que olvida absolutamente todo y que no se fija...
... en detalle alguno. Empieza a preocuparme. Ya no sé si será el alemán ese, Alzheimer, o es que llevo demasiados tajos a la vez, demasiadas preocupaciones, demasiado para Gálvez. Pero esta vez no puedo soltar lastre, me va la vida en ello. Además, hoy me voy a Barcelona. Hubo un tiempo, mejor obviamente, en que esto era motivo de alegría; hoy es una raya más para el tigre que todos llevamos dentro, tigre tan cargado que a veces se hunde bajo su propio camuflaje. Si acabamos de volver de Santiago...

Santiago. Ciudad universitaria, bella y subyugante. Allí volví a encontrarme con fantasmas de sueños que cayeron en el pasado, con esa vida que tanto soñé, y que algunas noches rememoro, soñándola voluntariamente, buscando a la Maga de Cortázar entre el humo de los cafés y los cantantes con guitarras afiladas como lenguas.

Dejarlo todo. Empezar de cero. Perseguir un sueño. Lo hice una vez y lo estoy pagando todavía, hay errores que nos lleva toda una vida pagarlos. Aún así, volvería a hacerlo.

Lo dicho, se me va la cabeza de forma preocupante.

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