¡Dios mío! Está lleno de estrellas
Hay días en que un chaparrón de metralla chapotea sobre el barro de la escarpa, y cada vez que asomas la cabeza sigue la granizada y no avanzas y a duras penas subsistes. Las noches se eternizan y las pesadillas acaban con toda esperanza.
Pero de nuevo amanece, y a la luz de esa aurora tímida todo vuelve a ser lo de antes, y agradeces a aquellos que te han echado una mano en medio de la tormenta.
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