Mal señor
Ayer fue un día penoso. Un día de esos en los que se te hace un nudo en el estómago a primera hora de la mañana y dura hasta el fin del día. O más.
Ayer era el límite del plazo para sacar mi contrato a concurso público. Habían rumores de que se iba a sustituir la oposición por un concurso de expedientes, pero a las 12 el vicerrector aún estaba discutiendo qué hace.
Dudas, abandonos, decepciones,...esta universidad no puede ofrecer más que mezquindad, ruindad, odio que supura por todas las heridas infligidas a quien osa acercarse. No puede acabar bien.
Pero en esta España, ¿quién puede presumir de tener buen señor? Eso sí que son derechos históricos.
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