lunes, 26 de junio de 2006

La maga de Cortázar

Siempre en la misma tesitura. Esa insondable tristeza que empapa absolutamente todos los niveles de mi vida. Esa desazón, esa comezón, ese vacío inenarrable, inefable, irrefragable. La monotoneidad que se abisma en el infinito. Viene el calor, arrecian los problemas y los sinsabores, y uno desea, hasta incluso sueña, el perderse en una nueva vida lene, muelle, sencilla. En un lugar extraño, ajeno, con la mente en blanco con la maga de Cortázar que te traslada a mundos paralelos, novedosos. Una maga en cuyas caderas se encuentra refugio ante los embates ciegos y sordos de la vida.
De nuevo a esperar el invierno y a desgranar la vida en esas aristas miúsculas que nos ponen las parcas para desgastarnos de una vez y para siempre.

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