miércoles, 6 de abril de 2005

Anoché soñé, bendita ilusión...

...que una fontana fluía dentro de mi corazón.

Anoche cerré los ojos, tras leer un poco...
...de ciencia y otro poco de literatura. Y comencé a soñar. Me retrotraje 20 años atrás, 20 años después como los tres mosqueteros. Y comenzaron a asaltarme los recuerdos fieros y torvos, me atravesaban una y otra vez y me inundaban de desasosiego, de tristeza. De esa infinita tristeza que no cabe en lugar alguno, ni en la mente ni en el alma. Y al final, ebrio de dolor, desperté y tuve, conscientemente, que ponerme a soñar despierto en mis paraísos imaginados, inalcanzados e inalcanzables, para que remitiera el dolor, y restañar las heridas con sueños prefabricados, insulsos pero indoloros.

Considero que mi infancia fue muy triste, muy infeliz. He visto cosas que vosotros no crreríais. Naves de guerra ardiendo cerca de orión, rayos C resplancendiendo cerca de la puerta de Tanhausen. ¿Todo ello se perderá como lágrimas en la lluvia...?

Hay mucho de propia en culpa en los reveses del destino.

Post Scriptum: Demasiado peso en la mochila. Fue Porthos quien murió en "El vizconde de Bragelonne"

2 comentarios:

F_L_I_N_T dijo...

Recuerdo una peli del Woody en el que su personaje tiene una crisis de fe, aderezada con la angustia de la mortalidad, de esas de tomarse cicuta para el dolor de cabeza.
Para que la vida se le revele con algún sentido intenta adherirse a cualquier religión al uso, hasta que al final desesperado, intenta suicidarse con tan mala (o buena) fortuna que, indeciso, le resbala la escopeta por el sudor y los nervios y el tiro rompe un espejo alertando a los vecinos que comienzan a increparle.
Aturdido y en estado de shock, Woody sale sin rumbo por las calles de Nueva York, se siente vacio y sin finalidad, hasta que los pies le llevan a un cine donde sin mirar la cartelera compra una entrada y se dispone a sentarse para descansar.
Era un cine de clásicos, estaban proyectando "Sopa de Ganso" (bendita sopa!!) de los Marx, el contacto con la locura desatada por aquellos locos geniales lo invita a la risa, entonces se da cuenta que no importa la finitud, ni la probable oscuridad eterna que acompaña a la muerte, estaba allí, riendo y pasandoselo de miedo y eso era lo que realmente importaba, qué más daba lo otro.

Por cierto, la peli es de las mejores del Woody, si alguien la quiere ver es "Hannah y sus hermanas".

Serafín dijo...

Es complicado tener sueños e iniciativa en un mundo que te empuja a la rutina y la mediocridad.
Yo también creo que todos tenemos gran parte de culpa en lo que a la pérdida de paraisos personales se refiere. Pensar así es más angustioso que echar balones fuera, pero por lo menos queda la esperanza de saber que de ti depende que algo pase, que lo tienes en tus manos.