viernes, 17 de septiembre de 2004

Lo de apagar fuegos ( o a medias ni con la mujer)

Poco a poco desgranaremos esta perra vida que me toca vivir (inciso: esta vida es perra y puta para todos, incluídos descerebrados y zampabollos como políticos o famosos. Sólo que para ellos es perra a otro nivel, y no se preocupan del coche que no puedo cambiar o de la hipoteca que me hace llegar justo a fin de mes. Y aún puede empeorar. Pero hoy no estoy demasiado triste, sino dormido en demasía, y no creo que sea borde). A lo que iba. Esta vil, ruin, menguada, mezquina y cobarde universidad para la que trabajo (desde que lo leí en El Quijote, vi que era la descripción perfecta de este lupanar), pues a lo que iba, que me voy, esta universidad ha hecho que no llegue a fin de mes y que me tenga que buscar la vida por métodos no convencionales. Desde mi sórdida madriguera parí una idea: montar una emisora de radio. Pero estaba solo, y necesitaba gente que la llevara mientras yo cumplía con mis obligaciones laborales. Cogí el peor socio que existe, y ahora él cobra un sueldo de la emisora mientras yo acudo a la universidad, hago mi trabajo y luego voy a la emisora a desfacer los entuertos de la joya de la corona. Y como es socio al 50%, pues hace lo que le da la gana (lo haría igual si no lo fuera, ya que, al parecer, sus oídos no están conectados a su cerebro, o éste no existe). Si es que soy tonto. Igual un día lo grabo con cámara oculta y hago un reality show de premio Oscar. Que tengo testigos que lo confirman...

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