jueves, 19 de mayo de 2005

Un día más

Esta mañana, cuando a las 7 salía hacia aquí, no había tema alguno que consignar en esta bitácora maltrecha y derrotada. 45 minutos de coche y tengo tantas cosas que no sé qué poner. Precisamente el día en que casi voy a vender mi radio. Espero que sea de los últimos...
...A lo que vamos. Muchos temas, todos relacionados entre sí, y es que Estados Unidos ya no es el país de los derechos y libertades. Ahora es España, mientras dure, faro y adalid de la solidaridad y el humanismo en este planeta cochambroso, prez del mundo libre donde las libertades y los derechos no tienen parangón en esta galaxia y en la vecina. Somos egregios, conspicuos y rutilantes.
No obstante, este gobierno va a formar una comisión para estudiar si, aparte de los derechos inalienables de cada individuo (e individua), por el hecho de nacer, aparte de ellos alguien tiene algún deber. Incluso la comisión plantea traspasar todos los deberes a inmigrantes, extranjeros y sodomitas. La comisión elevará un escrito a las más altas autoridades en la materia para estudiar el caso.
Aquí cada vez queda menos gente que se vista por los pies, que sea leal y consecuente y que sepa cuál es su mano derecha. Curiosamente, esa gente, la única en la que hoy se puede confiar, no está en las instituciones, gobiernos, universidades o esferas empresariales de alto copete. La única gente que realmente vale la pena está dirigiendo el tráfico, llevando un camión de la Adelina, apretando botones 14 horas al día, cultivando tomates o incluso cantando en el metro. No son todos, cada vez quedan menos y es más difícil distinguirlos. Últimamente está socialmente mal visto no ser alternativo, solidario, cultureta y a la última moda. Demasiadas influencias a través de la televuisión de esa realidad tipo Matrix en la que nos han hecho creer que vivimos.
No lo olvidemos. Elllos son la primera línea, la única línea que nos defiende de que la vida entre y nos dé un bofetón espantoso, los que permiten que los demás vivamos en esa realidad alternativa y descafeinada. Son la piel del tambor donde resuena el orgullo de los viejos tercios, la guardia pretoriana del César susurrando al oído: recuerda que eres mortal, la gente del alambre.

Con un par y un carajillo salen todos los días a trabajar sin saber que gracias a ellos se mantiene este romano llamado status quo. Y en el fondo saben que los otros somos unos mierdecillas. Hoy va por vosotros.

PD. Se me queda en el tintero lo maleducada que es la gente ( a raíz de estar con ella en la carretera), de cómo esta sociedad premia a los inútiles, de como los solitarios lo tenemos más difícil, los honrados imposible, del morro que tienen mis alumnos y sin embargo son buena gente, y de que mi padre hizo muy mal enseñándome a trabajar con las manos y a vestirme por los pies y a tener honor, sobre todo porque he acabado en un mundo donde no hay honor, vergüenza ni se trabaja. Me voy a prácticas.

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