Hoy acabo de cumplir unos cuanto hitos en mi trabajo, jalones de esta derrota que debimos sobrepasar hace tiempo. Toda la mañana aferrado con desesperación al canal celta de radio Albemut, añorando Irlanda y más triste que nunca.
Uno no sabe qué le pasa. Incluso aunque lo sepa, no sabe cómo arreglarlo. cada vez con más ganas de huir y empezar de nuevo. Uno ya no sabe si han sido sus errores o no, pero hay que vaciar de vez en cuando tan pesada mochila.
De vez en cuando uno necesita, como hoy y no sé por qué, sanar el alma en un lugar frío y amable en el que poder arroparse, poder cobijarse, sentirse protegido y reconfortado.
Este cansancio crónico que ya indefectiblemente impregna mis huesos y mi corazón y del que no me deshago de forma alguna, esa perpetua incertidumbre que acaba por socavar cualquier fortaleza, esa sensación inefable de caer y caer y andar y andar y no estar nunca en ningún sitio.
Cómo arreglar todo esto, cómo empezar de cero, cómo borrar los errores, descargar lastre y curar viejas heridas, son esas preguntas que uno se hace cuando ve el sol brillar a su alrededor sin sitio donde guarecerse de esta tortura.
martes, 21 de junio de 2005
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