viernes, 21 de enero de 2005

Falta de fe

El miércoles fue un último día, como otros tantos. Yo me entiendo. Así que ...
...lo celebré viendo la tercera parte del señor de los anillos, versión extendida. Tres horas de épica acaban por ablandarle a uno las pocas fibras sensibles aún vivas en mi ya demasiado ajado corazón. He leído la novela varias veces, y no dejo de emocionarme con cada una de ellas. Y ayer, oyendo a Gandalf contarle a Pippin a dónde irían cuando les segase alguna de las Parcas, en el asedio de Minas Tirith, sentí una gran envidia.
Porque ellos tenían fe.
Considero la fe como una cobardía, un instrumento mágico que enciende una luz imaginaria en medio de toda la oscuridad. Pero la fe, que requiere la condición necesaria (y aun suficiente) de creer, dota a los creyentes de una fuerza y unas razones axiomáticas para ir tirando día a día. No me gustan los axiomas, no me gustan las verdades absolutas que hay que creer sin poner jamás en duda, no me gusta todo aquello que necesita de alguien para existir y para tener entidad. Pero reconozco que, quien lo hace, puede convencerse a sí mismo de estar haciendo lo correcto (y eso es lo más fácil, no hay nada más maleable que la propia conciencia), y llegará a hacer casi lo que se proponga. Aunque lo que unomás necesite cada día son fuerzas y razones para levantarse de la cama y enfrentarse a este perro mundo.Por cierto, ya sé que al mundo lo afeita un barbero borracho, no necesito leer los periódicos ni ver la televisión para cerciorarme.

Yo no tengo fe. En nada ni en nadie. Ni religión ni instituciones ni personas. No creo ya en nada. La decepción sistemática y continuada, la miriada imparable de hechos que te dicen que esto es marasmo en estado puro, que es una guerra, que no hay nada más allá de lo que puedas razonar, que la vida es una puta ramera que te la juega y te la clava en cada esquina que tuerces, en cada salto sin red, en cada despertador...Sé que estamos en medio de la oscuridad, en medio de la nada, y que nunca saldremos de ella. Y esa certeza, esa deduccción lógica y racional a partir de hechos incostestables, ese desfallecimiento, deja poco sitio para la fe. Sin fe, en medio de esta sentina que es el mundo y la sociedad, la mente encuentra pocas razones para seguir día a día plantándole cara a lo que venga, que suele venir duro y negro y feroz e implacable; principalmente porque no las hay.
Todo es más difícil sin fe, porque todo es real sin fe. La fe es una herramienta de los cobardes y los débiles para edulcorar el hecho de que nada aquí tiene sentido.
A veces desearía poder tener fe.

PD. Es la segunda vez que escribo esto. Ayer pasé un cuarto de hora escribiendo este mensaje, y luego se fue todo al garete. Putos ordenadores, puta vida...

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