martes, 15 de noviembre de 2005


Hoy la cosa está grave. Sin tiempo y sin ideas para escribir la entrada. Me voy al ginecólogo, una revisión programada. Se acerca el momento del parto y esto va a ser un lío. Se acabará mi tiempo, se sumarán nuevas preocupaciones y habrá un cambio de perspectiva, de prioridades...

Hoy han venido a verme Tintín y Haddock. Los conocí hace demasiados años. Supongo que como casi todos, Reverte incluído, uno empieza degustando la asepsia de Tintín, las líneas claras y precisas de la aventura. Acabas comprándote todos los volúmenes y te los sabes de memoria y los relees una y otra vez. Luego envejeces, maduras o en el peor de los casos pasa el tiempo; los hojeas menos y te vas identificando más con Haddock, ese cascarrabias humano, cargado de defectos y con virtudes que contrarrestan, con creces, a los primeros.

Conocí a Tintín; ahora soy cada día más Haddock.

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