domingo, 27 de mayo de 2007

Hoy he votado por primera vez en mi vida

No es algo de lo que sentirse orgulloso, ya lo sé. Con esta patulea de políticos que tenemos, pienso que lo inteligente es huir de aquí, y quienes no podemos permitírnoslo, al menos no colaborar en mantener este marasmo.

He votado por cierta obligación moral con ciertas personas, porque como dije hace tiempo, hay gente a la que no le puedo decir que no, y me como mis principios y lo que sea.

Y aún así, aunque he ganado, considero que he perdido. Aunque en esta vida estoy tan acostumbrado a perder, por acción u omisión, que empiezo a pensar que es contagioso. Peto todo está bien si acaba bien, y la lealtad y la conciencia valen más que los resultados.

Pero no pude evitar oír a los políticos, sobre todos los locales, derramar con generosidad su promesas por todos los medios de comunicación. Meditando un poco, empecé a darme cuenta de un par de asuntos, asuntos que por otro lado, duelen. Primero, que los políticos apestan. Viven ajenos a la realidad, sin importarles lo que el pueblo quiere, vendiendo la foto y tratando de mantener la misma imagen de siempre, aun a sabiendas de que es irreal. Y nadie se pregunta por qué la gente se desinteresa por la política. Saben la respuesta, pero no les conviene oírla. Y la segunda: nos prometen dos tipos de cosas, las que debíamos tener hace tiempo pero no nos han dado (ni nos darán) y soberanas tonterías que conforman el Salsa Rosa de la política.

Estamos listos en este país. O lo que coño sea.

P.D.: Mañana un de mis pasiones secretas e inconfesables: John Wayne, que hubiera cumplido esta semana cien años.

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