miércoles, 8 de marzo de 2006

Es duro para Serafín (y para todos los que cada día se levantan y defienden su trinchera)

Bienvenido al club.

Frecuentar las malas compañías el lo que tiene: acaban contagiándote la melancolía, que es un licor muy caro.

Pero es innegable aceptar que el tiempo va cargando la mochila, y cada año es más y más peso a tus espaldas. Y el mundo gira, repleto a rebosar de gente de la que sólo ves la fachada. Entonces comienzan las preguntas.

Nadie está nunca donde quiere. Todo el mundo quiere estar en otro sitio, los trenes siempre van repletos de gente que viajan de A a C para luego poder volver, sin preguntarse qué significa ese túmulo de la verde colina que se divisa en B a través de la taraceada ventanilla de ese renqueante, desalmado vagón. Es la vida.

A partir de ahora ha comenzado el principio del fin. Han comenzado tus desvelos y afanes, tus preguntas sin respuesta acerca de dónde estás, de dónde podrías estar y de en qué lugar te gustaría acabar.

La experiencia me dice que nadie está contento con lo que tiene; que el problema suele estar en nosotros mismos, y te aseguro que si estuvieras ahora en otro sitio y en otra vida añorarías a aquel que tuviese una vida exactamente igual a la que tienes ahora.

Podemos abandonar, pero no conozco a casi nadie que lo haya hecho cuando ha llegado tan lejos como tú. O se abandona mucho antes, desde el principio, o ya no se abandona nunca. Lo de abandonar son tentaciones y debilidades que, por desgracia, pasan pronto.

Así que prepárate a pelear, y ten por seguro que acabarás llegando a algún sitio. también es cierto que donde llegues no será donde querías estar, y que habrá 1000 personas envidiándote por tu posición.

Yira yira
Tango
1930
Letra y Música: Enrique Santos Discepolo

Cuando la suerte qu' es grela,
fayando y fayando
te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo
-que es sordo y es mudo-
recién sentirás.

Verás que todo el mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa...
¡Yira!... ¡Yira!...
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretás,
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao
después de cinchar
lo mismo que a mí.
Cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar...
Te acordarás de este otario
que un día, cansado,
¡se puso a ladrar!

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