viernes, 30 de junio de 2006

Todo pesa

Este verano trataremos de reparar velas y obra muerta en mi persona. Un poco de tranquilidad y restañar heridas. He acabado la renta, el examen (resultados patéticos), pero queda el bautizo de Javier y mi empresa. En cuanto me quite estos mareos...Al final el bautizo me cuesta una pasta, mi coche se está muriendo y necesito otro, y si no me voy de vacaciones reviento. Dicen que el dinero no lo es todo, pero yo con mucho dinero solucionaría muchas cosas.

En fin, veremos cómo acab todo. Necesito algo de marcha.

jueves, 29 de junio de 2006

Lo siento, pero la renta, el examen y el docotorado me tienen saturado. La semana que viene retomo el pulso

martes, 27 de junio de 2006

Hoy destilo mala leche por todos los poros

Me hace gracia la gente que presume ser profesional y te cobra como tal, y luego son tan chapuceros como los que más. Me refiero a abansys , un proveedor de servicios de internet pésimo, con un servicio técnico digno de Microsoft. Cuidado con ellos. Son tan profesionales que en su foro no permiten ni poner quejas. He conocido proveedores de mala reputación que sí lo permitían.

Telefónica sigue robando a manos llenas, y tengo clientes dignos de mi empresa.

a lleva demasiado tiempo la idea de mandarlo todo a la mierda, pero esta vez sin plazos de cortesía.

lunes, 26 de junio de 2006

La maga de Cortázar

Siempre en la misma tesitura. Esa insondable tristeza que empapa absolutamente todos los niveles de mi vida. Esa desazón, esa comezón, ese vacío inenarrable, inefable, irrefragable. La monotoneidad que se abisma en el infinito. Viene el calor, arrecian los problemas y los sinsabores, y uno desea, hasta incluso sueña, el perderse en una nueva vida lene, muelle, sencilla. En un lugar extraño, ajeno, con la mente en blanco con la maga de Cortázar que te traslada a mundos paralelos, novedosos. Una maga en cuyas caderas se encuentra refugio ante los embates ciegos y sordos de la vida.
De nuevo a esperar el invierno y a desgranar la vida en esas aristas miúsculas que nos ponen las parcas para desgastarnos de una vez y para siempre.

El jueves no pude meter la entrada, el viernes no estuve, ya que entraba el obispo nuevo de Segorbe y yo, como campanero de pro, fui a tocarle el badajo. Hoy espero poder retomar el asunto. ¡Hay tantos temas!

miércoles, 21 de junio de 2006

La boquita del senador

(A. Pérez Reverte, El Semanal, Número: 973 Del 18 al 24 de junio de 2006)
Si algo me fascina de los políticos españoles es su capacidad de rizar el rizo con tal de no bajarse de los carteles. Y la verdad es que algunos domingos me dan esta página hecha. Hoy se la debo al senador del PNV Javier Maqueda, quien opina, literalmente, que «el que no se sienta nacionalista ni quiera de lo suyo no tiene derecho a vivir». Sí. Eso fue lo que el senador –que viene del latín senatus, senado, consejo de ancianos sabios y venerables– largó hace unos días, durante un acto al que estaba invitado en Mallorca; donde, por cierto, se le jaleó la ocurrencia con aplausos. Faltaría más. En España los aplausos van de oficio. Es, salvando las distancias mínimas, como en los programas bazofia de la tele, donde eructa cualquier pedorra, y el cuerpo de marujas de guardia rompe aguas en aplausos entusiastas, que para eso están allí. Para aplaudir lo que le echen y decir te queremos, bonita.

Con lo del senador, sin embargo, albergo un par de dudas. Lo de nacionalista es un concepto complejo, pues abarca demasiadas cosas. Todos somos nacionalistas de algo: la lengua, la memoria, la cultura, la infancia. El fútbol. Pero creo que el senador Maqueda hablaba de otro nacionalismo: el que se envuelve en la bandera local, el exclusivo y excluyente, el de nosotros y ellos. El patológico. El que manipula instintos y sentimientos para conseguir perversa rentabilidad política. Y por ahí, no. En ese sentido, algunos no nos sentimos nacionalistas en absoluto. A mí, sin ir más lejos, no se me saltan las lágrimas cuando oigo una minera en La Unión, ni cuando veo saltar un salmonete en la punta de Cabo Palos, ni cuando le cantan –lo siento paisanos, pero ya no– la salve a la Virgen el Lunes Santo por la noche. He visto demasiadas veces cómo lo noble, lo legítimo, termina en manos de gente como el senador Maqueda. Si alguna vez aflojo, será por otras cosas. Por mi infancia perdida, tal vez, y por las sombras entrañables que la acompañan. No porque me emocione el cantón nacional de Cartagena o su independencia de la mardita y opresora Mursia. Por ejemplo.

Aclarado, pues, que me incluyo en las palabras del senador Maqueda, quisiera que un experto en nacionalismos y en derecho a la vida, como él, aclare un par de cosas. Imaginemos que decido establecerme en Bilbao para pasear por el Guggenheim cada mañana; o en Barcelona, por ir de noche a la calle Tallers y calzarme un martini seco en Boadas; o en Cádiz, puntal indiscutible de la nación andaluza, para ponerme de urta a la sal en El Faro, un día sí y otro no, hasta las trancas. Supongamos, como digo, que opto por alguna de esas alternativas, sin sentir, respecto a Bilbao, Barcelona o Cádiz, más cosquilleo nacionalista que el que proviene de la atenta lectura de los libros de Historia, el aprecio por su gente, y la certeza de compartir una memoria colectiva en la compleja y mestiza plaza pública –llamada Hispania por los mismos que inventaron la institución de la que trinca el senador Maqueda– donde, unas veces por suerte y otras por desgracia, el azar puso a mis antepasados. Entre los que lamento, por cierto, no figuren unos cuantos jacobinos, guillotinadores, con un «todos los ciudadanos son iguales ante la ley» bajo el brazo y con las cabezas de Carlos IV y Fernando VII metidas en un cesto. A lo mejor no estaríamos hablando de estas gilipolleces.

Y ahora, las preguntas. ¿Cómo se articularía, a juicio del senador Maqueda, mi falta de derecho a vivir? ¿Mediante la prohibición, tal vez, de establecerme donde vivan nacionalistas? ¿Quemándome la ferretería si decidiera hacerme ferretero? ¿Pegándome un tiro en la nuca?… Como ven, las posibilidades que abre la afirmación senatorial son curiosas. Y pueden aderezarse, además, con matices interesantes. ¿Echar la pota –por ejemplo– cada vez que oigo a un cateto cantamañanas manipular la Historia y mi inteligencia haciendo comparaciones con Irlanda o con Montenegro, es un tic franquista? ¿Saber como sé, porque viajo y leo libros, que no hay nada más conservador, inculto y reaccionario que un nacionalista radical, me hace acreedor al epíteto de fascista?… Y ya puestos a preguntar, ¿se ocuparía, llegado el caso, el senador Maqueda de explicarme personalmente mi derecho a vivir? ¿Él y cuántos más? ¿Vendrían de día, o vendrían de noche? ¿Vendrían juntos a explicármelo, o vendrían de uno en uno?… Porque me parece que el senador Maqueda está mal informado. No todos somos Ana Frank.

martes, 20 de junio de 2006

Mala noche

Ayer tuve una mala noche. No pude dormirme hasta las tres de la mañana, completamente desvelado, no sé si por el café de última hora o por los nervios.

Y no porque la selección casi pierde, sino porque soy incapaz de aislarme de los problemas, de separar el plano personal del profesional, y porque sigo sin tener claro eso de que el cliente tiene la razón, sobre todo cuando el cliente no me merece respeto alguno y creo que me está tomando el pelo.

Siempre había tenido claro que era un lobo solitario, que quería serlo y que todo era más fácil, aunque pudiera parecer más difícil. Más fácil para mi cabeza. Aunque cada vez que salgo a la sociedad, y me comporto como humano, conteniendo mis irrefrenables deseos de liarme a dentelladas con esa gente que no me respeta, mi mente, mi espíritu, mi moral se socava y las pesadillas comienzan y no terminan. Quiero volver a la naturaleza. La llamada de la selva.

Ayer sentado en la cama miraba a Javier y a Pili, dormidos. I can hear the soft breathing of the girl that I love as she lies here beside me, asleep with the night. And her hair in a fine mist floats on my pillow reflecting the glow of the winter moonlight. Tengo mucha suerte. Tengo todo lo que necesito y no me doy cuenta, no disfruto de ello. La realidad me golpea incesante y urgente para que dé la cara y pelee. Sin dar dentelladas.

Hay dos escenas de película que me recuerdan escenas de mi vida, un dejá-vu constante y permanente. Una es en Río Bravo, cuando Dude entra sereno a la cantina, pero con su aspecto de borracho de desharrapado para pedir licor, y se burlan de él los hombres de Burdette, mientras su mano acaricia en el muslo el lugar en donde debía colgar el revólver. Esa sensación de impotencia, de desamparo, de desvalido. La otra es en Eldorado, cuando están Cole Thorton, medio inválido, en el carro con Maudie, preparados para darle a MacLeod lo suyo o morir en el intento, y ella empieza a sincerarse, empieza a decirle que pueden seguir juntos, entonces llegan los MacDonald para vengar a los suyos y él la manda a detenerlos para evitar el baño de sangre y dejan la confidencia, abandonan lo personal porque lo material urge no espera y uno debe hacer lo que debe y todo se abandona, siempre hay un precio.

Ésa es mi Pili

lunes, 19 de junio de 2006

El Rector es mi pastor nada me falta. En verdes pastos me hace reposar y adonde brota agua fresca.

Me conduce, fortalece mi alma, me guía por el recto sendero por amor a su nombre.

Aunque pase por oscuras quebradas no temo ningún mal porque tú estás conmigo, tu baston y tu vara me protegen.

Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios, con aceite perfumas mi cabeza y mi copa rebosa.

Me acompaña tu bondad y tu favor durante toda mi vida, mi mansión será la casa del Rector por largo, largo tiempo.

Yo soy el buen Rector;
el buen
Rector su vida
da por las ovejas.

Yo soy el buen Rector;
y conozco mis ovejas, y
las mías me conocen, así
como el Padre me conoce,
y yo conozco al Padre; y
pongo mi vida por las ovejas.



jueves, 15 de junio de 2006

Para Manuel

Miracle Max: Have fun stormin' da castle.
Valerie: Think it'll work?
Miracle Max: It would take a miracle.

Pues eso, que te diviertas asediando el castillo.

(de la película "La princesa prometida", cuando el milagroso Max y su esposa reviven a Westley y se van ellos tres solos a asaltar el castillo del príncipe Humperdinck, frente a 60 adversarios. Esta es la despedida.)

¿Hasta dónde llega la mierda hoy?

Hace años, cuando Microsoft sacó el Windows95, su lema era ¿Hasta dónde quieres llegar hoy? Cuando montamos la empresa y empezamos a funcionar, nuestro lema era la ligera variación que da título a esta entrada. Cada mañana nos preguntamos hasta qué nivel subirá la mierda cada día.

Ayer empresarialmente tuvimos un respiro, una mínima confortación (sí está en el diccionario). Pero no nos hagamos ilusiones: las cosas sólo van bien para poder empeorar.

miércoles, 14 de junio de 2006

Mal señor

Ayer fue un día penoso. Un día de esos en los que se te hace un nudo en el estómago a primera hora de la mañana y dura hasta el fin del día. O más.

Ayer era el límite del plazo para sacar mi contrato a concurso público. Habían rumores de que se iba a sustituir la oposición por un concurso de expedientes, pero a las 12 el vicerrector aún estaba discutiendo qué hace.

Dudas, abandonos, decepciones,...esta universidad no puede ofrecer más que mezquindad, ruindad, odio que supura por todas las heridas infligidas a quien osa acercarse. No puede acabar bien.

Pero en esta España, ¿quién puede presumir de tener buen señor? Eso sí que son derechos históricos.

martes, 13 de junio de 2006

clack

Hasta los huevos

No pretendo que casi nadie lo entienda

De: Rafael Magdalena <rafael.magdalena@uv.es>
Para: tecnico@avantiassi.com
Asunto: hasta los huevos
Fecha: Tue, 13 Jun 2006 15:22:38 +0200


Estimados compañeros y sin embargo amigos:

Ya os he comunicado a todos mi decisión de abandonar la empresa cuanto
antes. No va a ser inmediato, pero sí irreversible. Hoy llevo un día
malísimo, gestionando mi futuro en esta universidad mezquina y cobarde y
bla bla bla, y además llega este goteo para mí insoportable de pako y
juanjo y de todos esos problemas normales que la actividad empresarial
genera. He llegado a un punto en que no lo soporto, ni siquiera soporto
a esas personas, algo totalmente irracional. El problema es que no puedo
evadirme. Y no puedo porque no debo, porque no es lo correcto. El hombre
es dueño de lo que calla y siervo de lo que dice, y si me he
comprometido, si nos hemos comprometido, es obligación nuestra de seguir
adelante al precio que cueste. O no cumplir nuestros compromisos. Así
que ahí estoy, con mi perenne mala leche.

El problema es que para cumplir nuestros compromisos o he hipotecado
varias cosas. En primer lugar mi tranquilidad de espíritu, algo que
persigo desde hace tiempo. En segundo lugar mi número de móvil. En
tercer lugar mi trabajo: robo tiempo a la univ., que es lo que me da de
comer, para apagar fuegos en mi empresa. Y últimamente está afectando a
mi futuro profesional. En cuarto lugar mi vida familiar. Estoy
sacrificando tiempo que debía dedicarles a ellos para esta empresa
absorbente y egoísta. Y en último lugar, mi vida personal: ya no existe.
No me queda tiempo para hacer lo que me apetece, desde hace mucho tiempo
no me doy ningún placer carnal, espiritual, lúdico, gastronómico...Vivo
para trabajar, hacer el capullo y estar de mala leche.

Esta empresa no va ni cara al aire. Simplemente nos hemos dedicado a
solucionar problemas coyunturales a la gente. No nos respetan, ni hemos
hecho nada por ganarnos el respeto, y eso me duele bastante, por trivial
que pueda parecer. Y ahora se acaba la gasolina. No tenemos estrategia
de empresa, ni objetivos, ni nada. Se ha pervertido totalmente la idea
original: divertirnos, hacer cosas interesantes y ser unos google
españoles. Somos unos comemierda, deglutemarrones. No tenemos
personalidad, ni principios, ni nada. Somos putas baratas que decimos
que sí a todo. Nunca ganaremos dinero con esto. Con mucha suerte,
tendremos un estresante segundo trabajo bien pagado.

Pensemos un poco acerca de esto. Ya hay demasiados warnings en el log y
nadie hace nada
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Sonríe: mañana puede ser peor
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José Rafael Magdalena Benedito
Profesor Ayudante de Facultad
Dpto. Ingeniería Electrónica
Facultad de Físicas
Universidad de Valencia
Avda. Dr. Moliner, 50
46100 Burjasot (Valencia)

Tfno: 96 3160 468
Fax: 96 3160 466
Correo eléc.: Rafael.Magdalena@uv.es
Página web: http://gpds.uv.es

http://contrapelo.blogspot.com
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lunes, 12 de junio de 2006

Quique González II

Al final no fui. Al concierto de Quique González. No sé qué paso, qué me abrumó. Debí haber ido, pero no lo hice. Ni siquiera pude escuchar el concierto en directo en mp3 (Ajuste de cuentas) en la oscuridad y en la noche, como pretendía.

Supongo que son esas pequeñas cosas las que más mella hacen en la moral de la tropa, las que más y más lastre van cargando en la mochila. Sobre todo, porque son accesibles, están al alcance de tu mano y no tienes el valor de estirar el brazo y cogerlas.

Puede que me haga viejo para esto. Que haya renunciado a tantas cosas que a he renunciado a todo. Me he rendido. O quizá fue que tuve miedo. No lo śe, el corazón desfallecido, los sueños mal enterrados, esta cabeza que cada día se me va más y ahora, en medio de chispazos de lucidez inusitada, me asaltan imágenes, recuerdos que no sabía que estaban ahí almacenados, que creí olvidados hace mucho tiempo. Y entre esas remembranzas, se me olvida todo y no puedo concentrarme absolutamente en nada. He perdido, cosa que hace 20 años que no me ocurría, varias cosas. Empieza a preocuparme mi salud mental.

Que algún alma caritativa me diga que el concierto de Quique González fue estupendo.

viernes, 9 de junio de 2006

Quique González

Ayer fue un mal día. Me quedé en casa, esperando inocentemente que escampara un poco la tormenta, pero ni aun así. Mis pesadillas entremezclan mis temores personales y mis problemas profesionales. Ayer mi hijo lloraba yo en sueños pensaba que no tenía que hacerlo, que su IP estaba bien y él no debía de sonar en ese momento.

Cuando estuve despierto tampoco tuve paz ni sosiego. Los clientes de mi tirana empresa, los tiranos clientes siguen exigiendo mientras son incapaces de comprometerse a nada. Perro país en el que vivimos condenados a hacer las cosas de la peor forma posible.

Y mientras tanto, quería ir este sábado a un concierto de Quique González. Es un cantautor o algo así, un poco heredero de Los Secretos, mi grupo favorito. Mañana actúa en Valencia, pero nadie lo conoce, nadie ha querido ir conmigo. No es que me dé miedo ir solo, soy una persona solitaria y misántropa, pero creo que no iré. Una lástima, ya ni siquiera me doy esos pequeños respiros que necesito como el aire. Quizá sea eso lo que ha contribuido a este desplome total en el que me mantengo peor que mejor a flote.

En fin, me voy de entierro, para terminar de arreglar el asunto.

miércoles, 7 de junio de 2006

Soltar lastre

Por fin llegó. El momento más temido, el momento en que todo se viene abajo y tienes que poner en marcha todas las máquinas de supervivencia interior para no desfallecer. He abnadonado tanto mi interior que me he vaciado y he acabado colasándome sonre mí mismo. Tras mucho tiempo sonando las alarmas y forzando la situación, esta semana he decidido soltar lastre, abandonar. Ya lo hice hace nueve años, y abandoné sueños y afanes y personas en la cuneta mientras me daba un largo y valleinclanesco paseo por el otro lado. Fueron momentos de profunda oscuridad. destrozarlo todo, quemar las naves para no tener más remedio que huir hacia adelante. La guerra interior que todo lo arrasa, sin respetar a nada ni a nadie.

No puedo ser tan drástico ahora, no tanto como lo fui entonces; habría personas implicadas que en estos tiempos nos han prestado todo su apoyo . Pero voy a abandonar todo aquello que ahora me lastra, voy a ser egoísta, dedicarme a mí mismo y a aquello que me beneficia directamente. Porque ya no me quedan fuerzas para quimeras y empresas quijotescas y para apostar con un corazón ya tan débil que desfallece a cada encuentro con la Fortuna.

Cerremos todas las estancias que no sean imprescindibles, arrojemos todo por la borda y huyamos, huyamos, huyamos. Odiemos al mundo y no nos relacionemos con nadie. Es lo más fácil para no tener problemas.

lunes, 5 de junio de 2006

Se acabaron las clases, que no mi descenso continuado, perpetuo, a los infiernos. Pero ya tenía yo ganas de esto. A ver si consigo centrarme y sobrevivir a este verano. A ver si al fin encuentro algo de paz a un precio no tan alto como el que me están cobrando. Las cosas no salieron como esperaba.

viernes, 2 de junio de 2006

Se acabaron las clases, al fin. Esperemos que esto sirva para centrarnos