martes, 29 de noviembre de 2005

Una semana algo compleja. Soy una persona de mente cuadriculada (y escasa), que me gusta tenerlo todo bajo el más férreo control. Todo tiene que superar mis baremos, mis criterios y tiene que pasar por mí. Eso me incapacita para dirigir empresas (ya hablaremos sobre esto) porque no sé delegar.
Por eso, en semanas como ésta, en que todo se desencaja y se descuadra, me pone de los nervios. Fontanero, mesa electoral, médicos, clases y unas cuantas más contingencias que alteran el orden preestablecido que tanto ansío.
Me gusta ser un cabeza cuadrada.

lunes, 28 de noviembre de 2005

El mundo se ha vuelto loco

Tras la tempestad, una calma tensa que tachona la playa con los restos del naufragio. De tenebris. Esta mañana oía la radio, RNE Radio 5 Todo Noticias. La Cumbre Mediterránea intenta acordar un texto de condena del terrorismo, tan de moda en estos tiempos en los medios de comunicación. Los países árabes quieren decir que defender su país ante un invasor, dentro de su territorio es un derecho. Algo creo que lógico. Pero no quieren. El mundo civilizado y, últimamente, invasor, no quiere. Así que no hay acuerdo. Hagamos una reunión para lucirnos y decir lo que el primer mundo quiere. Esto no va bien.
Luego los agricultores. Veo a los portavoces que hablan en nombre de todos ellos. he visto en mi vida muchos, muchísimos agricultores y ganaderos de Aragón y Valencia, y no se parecen en nada a esos que dicen representarlos. Casi como los ciudadanos y los políticos que nos representan. He visto como poco a poco han desmontado al pequeño agricultor y ganadero y han convertido todo ello en una gran empresa que, cómo no, se dedica a explotar la tierra. Se ha perdido también esa faceta, ya no hay agricultores como antes.
Todo va tendiendo a esos panoramas que describen algunos escritores, visionarios de la ciencia ficción, que describen sociedades en las que el individuo está completamente alienado, atravesado, diluido por una sociedad tirana, oligarquizada, totalmente sumida en una vorágine de despropósitos que el poder mantiene a toda costa simplemente por mantenerse en el poder. Esto es algo Kafkiano, Orwelliano, Valleinclanesco, Huxleyano. O peor.
No lo veo claro, cada vez nos hundimos más y más como sociedad y como especie. Y esto sólo lleva a la extinción.

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Sigue la avalancha


Ahora, cuando casi todo ha ido alcanzando su estado estacionario, comienza la guerra de baja intensidad. Esa sangría, esa salmodia que salpica de barro día tras día las fachadas y que no te deja vivir, que presagia el inevitable fin, el hundimiento definitivo.
Aun así, sigo restañando heridas, con la esperanza de que todo acabe, por fin, un día de estos. De que todo se arregle de una manera u otra y deje de doler. Hasta entonces, sólo queda el método, el protocolo, las ordenanazas y manuales que te permiten actuar de manera mencánica y mantener un nivel aceptable de dolor, de orden y de caos.

lunes, 21 de noviembre de 2005

Discurso funerario

El sábado murió mi tío Enrique. Ayer lo enterraron (o lo enterramos). No puedo decir que se murió como del rayo, como dijo Miguel Hernández, porque arrastraba su calvario ya un año y, como él mismo dijo: "No sabes lo que cuesta morirse".

Desde niño lo recuerdo como el capitán Tan de los chiripitifláuticos, creo que por las gafas de pasta. Pero me encantaba, porque era una persona que transmitía ilusión y fuerza, y animaba a todos a conseguir lo que se proponía, de mente abierta. Ir a su casa, de niño, era un premio con el que de vez en cuando nos recompensaban: los juguetes de mis primos, la terraza con la tortuga y los miles de cactus, aquel mundo maravilloso y ordenado.

Ahora él se ha ido, muy mayor, el penúltimo de 6 hermanos y de un tiempo pasado. Pero quedan sus hijos, Quique, Luci y Noé, que son como él, gracias a él, y de los cuales estoy muy orgulloso que sean mis primos, porque continúan su labor y, en cierto modo, él siempre estará en ellos.

viernes, 18 de noviembre de 2005

Avalancha

Dichoso el mal que viene solo.

Jueves y viernes han sido días muy duros, de ésos en los que hay que apretar los dientes y bregar sin pensar, mantener las filas cerradas y descargar de forma mecánica, sistemática y aprendida. Porque si piensas abandonas, desesperas y te hundes más en el fango que ya te atrapa y asfixia.

Hacer lo que uno debe hacer, porque esa es la obligación, es el deber. Sin escatimar costes. Cuestión de sacrificio. Es lo que se espera y no se puede fallar. Ahora sí, de verdad, somos la última línea de defensa que debe contener esta avalancha que se desata y se multiplica y nos sepulta y sacamos la cabeza y respiramos y volvemos a cargar y a disparar y a cerrar vías de agua y a restañar heridas y a amputar miebros... No podemos fallar, porque somos a quienes se aferran todos los que nos rodean. No podemos hundirnos porque ya no nos afecta sólo a nosotros, es una cuestion de responsabilidad.

No es justo, pero ¿quién dijo que la vida fuera justa?

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Es difícil encontrar el norte. Caminas perdido por los lugares habituales y todo, absolutamente todo, te recuerda tu mala suerte, te recrimina tu actitud, te recuerda lo que fue y lo que pudo haber sido. Tristísima remembranza que signa el corazón con cicatrices vergonzantes.

Todo es difícil, y todavía más luchar con lo invisible, con lo interior, con uno mismo. Crearse los retos, creerse los retos; luchar contra todo y contra todos y seguir creyendo en lo que uno hace.

Sigo con mi empresa, con mi universidad, con mis luchas. Algún día saldrá la luz; mientras tanto busco razones para no dejar de caminar

martes, 15 de noviembre de 2005


Hoy la cosa está grave. Sin tiempo y sin ideas para escribir la entrada. Me voy al ginecólogo, una revisión programada. Se acerca el momento del parto y esto va a ser un lío. Se acabará mi tiempo, se sumarán nuevas preocupaciones y habrá un cambio de perspectiva, de prioridades...

Hoy han venido a verme Tintín y Haddock. Los conocí hace demasiados años. Supongo que como casi todos, Reverte incluído, uno empieza degustando la asepsia de Tintín, las líneas claras y precisas de la aventura. Acabas comprándote todos los volúmenes y te los sabes de memoria y los relees una y otra vez. Luego envejeces, maduras o en el peor de los casos pasa el tiempo; los hojeas menos y te vas identificando más con Haddock, ese cascarrabias humano, cargado de defectos y con virtudes que contrarrestan, con creces, a los primeros.

Conocí a Tintín; ahora soy cada día más Haddock.

lunes, 14 de noviembre de 2005


Hoy es un lunes de nuevo, un lunes de verdad, de los que dan pistoletazo de salida a semanas interminables que acaban con toda la esperanza habida y por haber. Al menos llueve, llueve de una manera salvaje que me reconforta, que me da nuevas esperanzas de que la tormenta acabe con este país mezquino y todo vuelva a empezar.
La mañana pasa, ha pasado rápida y de manera poco productiva, y sigo atascado en todos los frentes, personal, profesional 1 y 2...
Hay que redoblar los esfuerzos por centrarse, por sacar toda esa basura que nos sepulta, que constriñe todos nuestros movimientos, toda nuestra actitud. Simplemente hay que acabar lo que llevamos entre manos, sacar la cabeza y fijarse nuevas metas.
Encima la nueva LOU va a caer como una apisonadora. Dichoso el mal que viene solo. Estoy empezando a pensar dónde huir para hacer una estancia. Tantos años aquí, mal o bien peleados, y todavía uno sigue teniendo que batirse en palestras bastante desagradables. Tendré que hacer una estancia en el extranjero, porque eso es lo que consideran importante para que uno sea un buen profesor. Ahora todo cambia, y me pillan los cambios en una situación personal que no pone las cosas sino mucho más complicadas, y ahora afecta a más de uno.
Y para terminar, no me va la calefacción del coche, lo que implica que en días lluviosos, como estos maravillosos días que me toca vivir, se empañan los cristales y no veo ni torta.

Segorbe, heavy rain, 12º.

miércoles, 9 de noviembre de 2005


"No puedo dejar de pensar en ella. Ya son demasiadas las veces que en la soledad de mi habitación imagino su cuerpo, frágil y mínimo, arrebujado contra el mío. Palpar hasta la última de sus costillas, de sus comisuras; todas las curvas escuetas que la definen... Pero nada es ya posible. Nunca fue posible, o sí; esa es la lacerante duda. Quizá sí, quizá ahora estaría a su lado añorando la soledad, añorando otro cuerpo como el suyo, completamente diferente en tamaño, color y sabor. Idéntico. Pero la realidad sigue siendo otra, con la que hay que convivir todos los días. Hay que convivir con ella, aunque nunca lo sepa. Hay que refrenar al corazón que galopa desbocado por las llanuras de la soledad. Hay que templar el ánimo y limitarse a soñar días tras días, a refugiarse en mínimos gestos, en símbolos a veces creo que incluso inexistentes.
Añoro en la soledad la siempre desconocida, y por tanto inañorable tersura de su cuerpo, los labios correctos e incorrectos, la orografía suave y melancólica.
Sé que no debo hacerlo. -De otro, será de otro-. Sé que es la gran paradoja, el gran error. -Cómo no haber amado sus grandes ojos infinitos-. Sé que todo y nada vale la pena y que sería otro infierno, de los muchos que Dante contempla, el que ahora me daría morada. -No, no es el amor quien muere, somos nosotros mismos-.

Sí, sueño con ella, aunque ella no lo sepa"

Robert A. Telemann

Aunque tú no lo sepas,
me he inventado tu nombre.
Me drogué sin receta,
y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas,
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.

Aunque tú no lo sepas,
me he acostado a tu espalda.
Y mi cama se queja,
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta,
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.

Aunque tú no lo sepas,
nos decíamos tanto,
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.
Inventamos mareas,
tripulábamos barcos
y encendía con besos
el mar de tus labios.
(y toda tu escalera...)

Aunque tú no sepas, Los Secretos, compuesta por Quique González

martes, 8 de noviembre de 2005

Como veis, le he pegado un mini-repaso al blog. Sigo viéndolo todo negro, pero ahora un poco más grande (¿o más negro?)

Sigue este aburrido blog, en el que siempre acabo hablando de mí mismo, de mis problemas. Realmente se ha convertido en un diario personal en el que se consignan los acaeceres diarios. Ahí es nada.
Ahora, para variar, llevo un mes algo perdido. Esa andanada que nos largaron por sorpresa en la línea de flotación, o ese bajío, o mejor ese arrecife que no venía en las cartas y nos rajó el casco hasta la mismísima entraña, pues ese suceso me ha hecho caer en un sopor, en una inacción, en una especie de abandono total, a la espera ya no se sabe de qué.

Muchas veces ya tengo de impresión de participar en una carrera en la que la meta se aleja cada vez me que acerco a ella, con unas reglas del juego cambiantes y mutables.

Hay gente que corre la misma carrera que yo y no parece tan perdida. Sigue aguantando, mejor que yo, y eso me hunde más y más. Procuro reorganizar mis filas, hay un mar de fondo, hay algo que todavía me empuja, quizá la inercia. Poco a poco intento dirigirme, dirigir mi carrera profesional hacia un sitio en el que al fin pueda sentarme a descansar. Ése es el actual fin de todos mis desvelos. Tristísimo, desesperante para alguien que se juró, antaño, no caer en este juego sórdido e inicuo.

Pero ahora uno sólo desea sobrevivir, y confiar en que la esperanza aparezca de nuevo, en forma de lo que sea: un niño, un negocio, lo que sea con tal de que sea esperanza e ilusión.

10. Hotel Solitarios

Yo toco en el hotel de los solitarios
Después de las medallas y el cabaret
Le pido al camarero que llene el vaso
Y luego repartimos la propina

Tengo bastante con morder
algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque

Mi chica es la encargada de la cocina
Se la robé al gerente del restaurant
Le cacé con un libro sobre autoestima
Y no volvió a sentirse nunca un líder

Tengo bastante con morder
algún pedazo de sueño
Para no olvidarme de las cosas importantes
Y tener encaje, sin perder empaque.


Música y letra: Quique González

lunes, 7 de noviembre de 2005

Abandonos

Hay muchas, quizá demasiadas formas de abandonar. Agunas son dignas, y honran a quienes se rinden, como las lanzas de Breda y la vieja piel del tambor. Gente que planta cara y acepta la derrota, su abandono. La hace pública y notoria para todos aquellos que le rodean empieza su nueva diáspora, su travesía en su desierto, su huída.


Otras son indignas, silenciosas y hasta rastreras.

Abandonar, rendirse, capitular, claudicar, hundirse, ceder, doblegarse, reblar... Cualquier palabra vale para cuando uno no encuentra ya razón alguna para seguir, salvo ese instinto, ese algoritmo impreso de manera indeleble en los genes de seguir caminando, de seguir luchando porque es eso lo que hay que hacer.

Hay rendiciones en silencio, interiores, de esas en la que toda la estructura interior se desploma, dejando un edificio, un cuerpo vacío, todo fachada, representando ante los demás la misma pantomima de la vida mientras por dentro uno ya está vacío del todo, ya no queda nada, absolutamente nada que le llene, que le dé razones válidas, o tan sólo justificables para salir una vez más.
Son rendiciones de cobardes. De los que no son capaces de romper abiertamente con todo y con todos, claudicaciones que esconden por vergüenza, miedo o tibieza la propia derrota, el propio abandono. Continúan representando su papel mientras dentro todo está ya perdido, y no tienen en valor de reconocerlo y huir, para luchar quizá en otro lado.

La gente continúa
luchando en la vida,
la gente se viste
mas por dentro envolvemos
el alma en un traje a medida.

La gente persiste
en tener alegría,
la gente asegura
que mañana será
finalmente su gran día.

No perdemos la manía
de tener esperanza.
Que el dios de nuestra infancia
nos venga a enseñar
otro lugar más allá.

No da para más,
no da para más,
que aparezca un alien divino
y nos haga soñar.

Alien Divino, Germán Copini

viernes, 4 de noviembre de 2005

Desazón

Siempre con esa desazón, esa sensación de abandono y de derrota pese a todo, de nunca estar haciendo
lo que te gusta, de soñar, dormido y despierto, con nuevas vidas y rostros y amaneceres y horizontes y jadeos y abrigos que te arropan en lo más frío del frío invierno, del frío infierno,
Ahora estoy jugano a un juego llamado Syberia. Dejando aparte la dinámica del juego (creo que es una aventura gráfica su definición), los decorados, ambientados en los Alpes Franceses y la ruta que une éstos con Siberia, es alucinante. Todo un mundo imaginario recreado con un detalle minucioso y cuidadoso.
Me gustaría poder crear mi mundo y recluirme allí hasta el final de los días y los tiempos

miércoles, 2 de noviembre de 2005

En la línea de flotación

Un miércoles que es lunes y es viernes, un día más en que lo inesperado te hace madrugar y renegar una vez más. Aunque eso no es lo hoy me preocupa.
Creo que ya comenté que me había acreditado en todo lo habido para ser profesor de universidad, y ahora había que esperar al año que viene en que pediría mi ascenso a contratado doctor. El viernes por la tarde leí el borrador de la nueva LOU que quiere hacer el PSOE. Desaparece el contratado doctor. Lo que yo tengo es papel mojado.
Papel mojado que encima se convierte en lastre y te sumerje, ya que se acaba mi máximo tiempo de contrato y nadie sabe qué tipo de plazas van a salir ni qué narices van a exigir a las mismas.
Lo mío es de película. Cada vez que voy a llegar a la meta veo como la pancarta empieza a moverse y se aleja. Cada vez que supero los 12 trabajos de Hércules o las 12 pruebas de Asterix me dicen que no valen, que borrón y cuenta nueva y a ver qué hacemos ahora. Llevo dos cambios de ley que han tirado por tierra todo lo que he hecho, poco o mucho, en los últimos 8 años.
No es de recibo. Llevan cambiando las reglas del juego a su antojo mientras soy marioneta del destino, de los políticos o del azar. Estoy muy harto de tanta injusticia. De que esta universidad, por mezquindad, no hiciera lo que debió hacer en el momento adecuado, que siga sin hacer aun ahora.
Ya no sé qué hacer. Se me acaba el plazo y encima no sé ni a qué puedo optar, lo que va a sacar esta ley al mercado. Otra vez a reforzar la trinchera porque esto no va a hacer sino empeorar. Estoy empezando a cansarme.
He tendo mucha suerte en la vida: nada me ha sido fácil. Pero a este paso prefiero dejar de tener tanta suerte.